Raul Sánchez: Esbozo de un manifiesto excesivo

Quaderns #261
código: 26119

Es inútil plantarse ante las plantas de la Biblioteca y la Filarmónica para entender algo. Las secciones sólo nos darán información sesgada y puntual, y los alzados serán una pérdida de tiempo.
Dos dimensiones son insuficientes.

Incluso las fotografías serán parciales.

La abundancia de detalles, de cambios de escala, de sucesivos contrastes de cantidad, la luz colándose por esquinas insospechadas, los pavimentos moviéndose antes que los pasos que los descubren, los sonidos rebotando en multitud de superficies o flotando sobre los espaciosos espacios. El espacio: ‘del espacio no te fíes jamás’, como una vez dijo Enric Miralles.

Como siempre, las calificaciones son reducciones de algo que necesita mucho más para explicarse. Hans Scharoun está catalogado como arquitecto expresionista; pero al tratarse del espacio, de las palabras no te fíes jamás.

En Berlín, la ciudad de los excesos del siglo XX, los edificios de la Bilbioteca Nacional y la Filarmónica se levantan sobre el terreno estableciendo conexiones más allá de su propio contexto. Si bien es verdad que la filarmónica remata la Potsdamer Strasse y que la Biblioteca insinúa ciertas alineaciones, ambos inventan el lugar y lo posibilitan donde nada quedaba.

La técnica (no te fíes de la técnica) es la de la agregación. Si bien el barroco es el estilo (no te fíes de los estilos) de la composición, en donde las partes se doblegan ante la armonía global, en la agregación no hay interés por el método compositivo. Son los criterios de atracción, laberínticos, funcionales, de iluminación, de sorpresa, de altura, de material, de estructura, los que insinúan el ir agregando cada una de las partes en que se fragmentan los dos complejos programas. Una vez ensambladas todas las piezas, la sucesión de espacios irá guiando los pasos de cada visitante hasta la butaca de la sala de conciertos, en el caso de la Filarmónica, o hasta la estantería buscada, en el caso de la biblioteca, mediante un entendimiento del recorrido que no está basado en criterios de optimización de tiempos, sino más bien, mucho mejor, en una decidida apuesta por el ir descubriendo los edificios en cada paso: no hay vista central, sino relaciones tangenciales en el juego de contrarios y complementarios, en la dialéctica de atracciones y superposiciones.

Desde fuera: la biblioteca son una sala tras otra sala de diferente altura, diferente textura, diferente orientación, diferentes huecos y color y cubierta y forma y la filarmónica es una gran masa danzante con ventanas circulares cuadradas y rectangulares a las que se van añadiendo otras salas otros vestíbulos otras escaleras con otras cubiertas otros lucernarios y otras alineaciones.

Desde dentro: los techos suben y bajan, el espacio se contrae y se dilata, la luz aparece y desaparece, los pilares suben y se inclinan, las escaleras se alejan y se acercan. El caminar es aquél de la expectación. Es difícil imaginar el tamaño de los espacios, la aparición de nuevos estratos en todas direcciones pervierte la escala real de esos espacios que corren unos detrás de otros.

Cuando se trata de construcciones excesivas, la escritura apenas puede alcanzar a expresar una sucesión de momentos, de impresiones y expresiones, o incluso de detalles. Sin duda son dos edificios que sólo se pueden llegar a entender desde dentro, al atravesarlos inmersos en el despliegue de exceso de recursos de Hans Scharoun y sus colaboradores.
Cerca de la Potsdamer Platz, en Berlín, donde el exceso de tecnología de los nuevos rascacielos releva ahora el exceso de bombas, la Biblioteca y la Filarmónica forman el triángulo original del KulturForum, junto a la Nueva Galería Nacional de Mies Van Der Rohe, que muy al contrario, requiere un entendimiento exhaustivo desde el exterior.

Enero del 2010, en los accesos a la Biblioteca se agolpan casetas de obra y construcciones provisionales, en la distancia, simplemente no parecen construcciones extrañas al edificio de la Biblioteca.
Esbozo de un manifiesto excesivo (incompleto por definición):
La descendencia de José Arcadio Buendía en Cien años de soledad.
La carta Pantone
La edad de Oscar Niemeyer
Plato alpujarreño: chuleta, chorizo, morcilla, papas y huevo.
Las arrugas en la cara de Keith Richards.
Un perfecto fin de comida: café, copa y puro.
La filosofía del comportamiento natural: dos mejor que uno, tres mejor aún.
Isaach de Bankolé interpretando el misterioso solitario en ‘Los Límites del Control’ de Jim Jarmusch, respondiendo a Bill Murray a la pregunta de cómo había conseguido entrar en la fortaleza: ‘usando la imaginación’.

Exceso de imaginación.

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