Meritxell Inaraja: Restauración de ‘la Seca’ para Espacio Escénico Joan Brossa
Quaderns #263
código: 26319
La Seca toma el nombre de la Seca Real o Real Fábrica de Moneda de la Corona de Aragón. La palabra ceca, , tiene su origen en la palabra árabe sekka, que significa “lugar donde se fabrica moneda”.
La vieja fábrica, que ocupaba varias fincas entre la calle actual de la Seca y de Flassaders, tiene una historia de al menos cinco siglos, ya que en ella se acuñó moneda de forma discontinua entre 1441 y 1849, aunque parte del edificio es más antiguo, probablemente del siglo XIII o anterior.
Consta que en el mes de julio de 1441 el rey Alfonso V otorgó a su ujier, Leonardo de Sos, el derecho de acuñar moneda, y se acuñaron “florines, ducados, escudos, luises y treintenas”.
En 1836 aún se batían pesetas con la inscripción “Principado de Cataluña”.
En la documentación que se conserva en la Casa del Ardiaca consta que la Ceca de Barcelona dejó de acuñar moneda en 1849.
Tras su cierre, parte de lo que había sido fábrica de la moneda acogió un taller de abonos, un almacén de droguería y la última ocupación fue como discoteca.
La restauración realizada en la finca número 40 de la calle de los Flassaders, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, corresponde a una parte del espacio que ocupó esta antigua fábrica de la moneda de ‘La Seca’ de Barcelona.
Como ya se ha mencionado, en la finca se ha podido documentar testimonios estructurales bajo-medievales, fechados entre finales del siglo XIII y fundamentalmente en el siglo XIV.
La parte principal del edificio es de mediados del s. XVII, momento en el que se transformó totalmente la fisonomía del conjunto. Las estructuras que se conservan actualmente son de este período.
Del siglo XIX están fechados la modificación de los forjados de la finca y las ampliaciones ejecutadas. Y a principios del siglo XX se cubrió el patio exterior de planta primera para crear una única nave en planta baja.
Anteriormente, durante el s. XVIII se había colocado el gran escudo de la casa real borbónica en la fachada principal, que supuso una modificación de la fachada original.
La intervención arquitectónica que se propone se basa en la compatibilidad entre la preservación histórica y patrimonial de las diferentes construcciones realizadas en diferentes épocas en el edificio, con el nuevo uso cultural al que va destinado.
Previo a la obra de restauración se llevaron a cabo tareas de investigación y documentación arqueológica para determinar fechas y tipologías constructivas de las diferentes construcciones de la finca. La investigación se hizo tanto a nivel de subsuelo y pavimentos, como a nivel de estructuras murales verticales.
Del estudio de los estratos constructivos del subsuelo, que han quedado debidamente documentados pero no visibles en la propuesta final, se han definido las paredes divisorias entre las fincas existentes con anterioridad a las modificaciones efectuadas para ubicar los espacios destinados a la fabricación de moneda, todos ellos organizados alrededor del patio central de planta baja.
Y del trabajo realizado en los muros se han determinado alturas y niveles de plantas anteriores a las modificaciones del siglo XIX, que ahora han quedado visibles en el espacio ocupado por la escalera principal.
También se han documentado en planta baja los restos de un antiguo horno y pequeñas arquetas de almacenamiento de metales para la fabricación de monedas, así como algún nivel de pavimento inferior sin llegar a ser nunca una planta sótano.
Todos estos elementos han quedado protegidos bajo el nuevo pavimento. Y en cuanto a los muros, la propuesta final ha incorporado todas las intervenciones realizadas a lo largo de la historia del edificio para mostrar su diversidad, complejidad y modificaciones sufridas por los diferentes usos.
La propuesta ha conservado, por lo tanto, todas las aberturas exteriores e interiores y deja visibles la mayoría de las intervenciones que no lo eran hasta ahora, por lo que en este momento son perceptibles las diferentes épocas constructivas del edificio, principalmente con arcos y aberturas que habían quedado embebidos en cerramientos posteriores y que permiten explicar muchos elementos del momento medieval del edificio posteriormente modificado. Esto se hace evidente sobre todo en la cara exterior de los muros que cierran el patio interior y en la esquina que forma la torre donde las intervenciones de diferentes épocas son más numerosas.
Además de los elementos construidos el proyecto final mantiene la tipología del edificio existente, preservando la única sala de planta baja y la distribución de espacios en plantas piso alrededor del patio.
Para la reutilización como equipamiento cultural del edificio existente y la adaptación a las normativas y usos actuales, la propuesta plantea la construcción de dos nuevos elementos dentro del conjunto y una nueva escalera que, sin desvirtuar en ningún caso las características formales y patrimoniales del edificio permiten mejorar el funcionamiento del mismo.
Se trata por un lado, de la creación de un triple espacio obtenido por el cierre de un vacío existente en el edificio original, que permite relacionar las tres plantas en vertical y da al conjunto, originalmente de escala y dimensiones domésticas, una proporción más adecuada para un edificio público. Este mismo triple espacio se aprovecha para crear una entrada de luz natural en el núcleo de acceso al edificio y relacionar visualmente la planta baja con el patio de planta primera, y haciendo referencia al espacio exterior central existente originariamente en el edificio.
Y por el otro, horizontalmente y en planta segunda, se ha construido una nueva ala de edificio puente cubierto y cerrado y de construcción contemporánea que une los dos sectores, permitiendo el recorrido continuo y circular, delimitando las vistas desde el interior del patio, que queda de este modo definido como posible sala de actos al aire libre.
El espacio interior de la torre medieval, donde se ubicaba el “tesoro”, espacio destinado a guardar el oro y los metales para la fabricación de la moneda, muy deteriorado con intervenciones posteriores, se destina a la ubicación del escalera principal y núcleo vertebrador de la actividad, preservando tanto interiormente como exterior, los muros y aberturas originales.
El resto de espacios interiores se han limpiado de divisiones secundarias y acondicionado en cuanto a acabados e instalaciones, para convertirlos en espacios diáfanos de usos múltiples.
Dirección: Carrer de Flassaders, 40 (Ciutat Vella, Barcelona)
Autora: Meritxell Inaraja i Genís, arquitecta.
Colaboradores: Aleix Bieto, arquitecto (concurso), Laura Bigas, arquitecta (proyecto de ejecución), Cristina Bou, arquitecta técnica (amidaments i pressupost), Amàlia Casals, arquitecta (proyecto de ejecución), Núria Garcia, arquitecta (proyecto de ejecución)
Consultores: Cálculo de Estructuras: Eskubi-Turró Arquitectos, S.L.P, Instalaciones: AIA Salazar-Navarro arquitectes. Instal.lacions Arquitectòniques, S.L., Arquitecto Técnico : Jordi Lleal, arquitecto técnico (dirección de ejecución),
Cristina Bou, arquitecta técnica (adjunta dirección de ejecución), Project Management: Ciudad Hernansanz, S.L., Coord. Seguretat i Sal: SGS Tecnos, S.A.
Área: 1.250,13 m2
Presupuesto: 2.937.539,23 € (iva inclòs)
Fotografía: Fotografia de Arquitectura Wenzel
L’arquitecte és l’esposa de Xavier Sola, segon de Cultura a la Generalitat?
Si ho ès. (…….)